dijous, 19 de desembre del 2013

Lucas 10.29 (1)

"¿Y quién es mi prójimo?"

Escribe Rawls que quien quisiera introducir la parábola del buen samaritano en un debate político debería justificar su propuesta "in terms of proper political values". Leída con atención la parábola, pensada para motivar la acción, para incentivar el cuidado recíproco, no parece sencillo hallar un modo de comunicarla mejor del que usó Jesús. Se presenta la historia y luego se pregunta: ¿Cuál de los personajes de este cuento se comportó como prójimo del hombre que fue atracado por los bandoleros? Quién no responda que fue el samaritano, es porque no forma parte de nuestra comunidad o porque su juego de lenguaje es el de un perturbado.

¿Podríamos entonces hacer una ley en la que se defendiera una redistribución económica y justificarla diciendo que el ejemplo del buen samaritano basta? En primer lugar, habría que demostrar que una política redistributiva es el equivalente político a la acción del buen samaritano, lo cual no está tan claro. Pero supongamos que es así. Si decidiéramos no hacerlo, sería simplemente por motivos simbólicos, porque la parábola (que puede muy bien ser interpretada como un cuento, una narración) podría sonar en algunos oídos como algo con connotaciones religiosas, cristianas.

¿Cuál sería una formulación solo política?

1 comentari:

  1. Hacer una ley... Una manera de entender la parábola sería: yo decido quién es mi prójimo y no la ley.

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